La celiaquía es una enfermedad autoinmune crónica. En las personas celíacas la ingesta de gluten provoca atrofia o lesión en las vellosidades del intestino delgado, produciendo una afectación en la capacidad de absorber los nutrientes que nos aportan los alimentos. El problema es que no hay ningún síntoma característico, lo que dificulta el diagnóstico. Los síntomas son muy variados, pueden ser desde pérdida de peso, vómitos, diarreas, distensión abdominal o anemia ferropénica, etc.

La celiaquía se diagnostica mediante una analítica de sangre, midiendo los anticuerpos antitransglutaminasa, antigliadina y antiendomisio, pero se deben determinar ingiriendo gluten, porque si no, salen negativos, y se confirma con una biopsia duodeno yeyunal. También nos puede orientar en el diagnóstico si los síntomas disminuyen al eliminar el gluten de la dieta o con pruebas genéticas, ya que todos los pacientes celíacos son HLA-DQ2 o DQ8 positivos.

Hay personas que no son celíacas pero tienen sensibilidad al gluten. Los síntomas que produce esta sensibilidad son muy parecidos; la mayoría tienen problemas gastrointestinales que desaparecen con la eliminación del gluten en la dieta. Por ese motivo hay personas a las que les sienta mal el gluten y la mejor opción es disminuir la cantidad o eliminarlo, ya que no es imprescindible.

¿Qué es el gluten?

El gluten es una proteína presente en algunos cereales: trigo, centeno, triticale, espelta, kamut y cebada. También se encuentra en productos como: pan, pasta, pizza, bollos y en otras elaboraciones. Así mismo, podemos encontrar también gluten en productos procesados y ultraprocesados, cosmética, caramelos, medicamentos… por ese motivo es importante fijarse en el etiquetado.

La avena no contiene gluten, pero sí tiene una proteína similar que puede causar problemas parecidos a los del gluten en algunas personas celíacas. Es habitual que contenga gluten por contaminación cruzada, por ese motivo, se elimina muchas veces en las dietas sin gluten.

Una dieta para celíacos se basa en una dieta sin gluten; por lo tanto, pueden consumir perfectamente alimentos saludables como las frutas, verduras, frutos secos, legumbres, aceite de oliva virgen extra, arroz, aguacate, maíz, patata, huevo, carne y pescado. Los productos “gluten free” también pueden ser una buena opción.

Es importante evitar la contaminación cruzada. Te recomiendo tener una despensa separada para los productos sin gluten, no calentar en el mismo tostador u horno el pan o pizza sin gluten después de un alimento con gluten y no freír con aceite reutilizado para los productos sin gluten.

Nutricionista.
Alejandra Pou Escarrer.