ORIGEN

El albaricoque es una fruta de hueso también conocida como damasco o albérchigo. Es originaria de las zonas templadas de Asia, como Corea del Norte o Manchuria. Fue introducida en Europa por los romanos a través de la actual Armenia. De aquí deriva su nombre científico Prunus Armeniaca. Las rutas de especias que comunicaban Asia con Europa y que llegaron a estar dominadas precisamente por el Imperio Romano propiciaron esta introducción.

En la actualidad, existen numerosos países productores de albaricoques, entre los que destacan Estados Unidos o Francia, en nuestro continente; aunque es en realidad en el Mediterráneo donde se concentra la mayor densidad de producción y consumo. El albaricoque se ha convertido en una de las frutas de temporada más demandadas debido a sus múltiples y sanísimas propiedades y a su versatilidad gastronómica, pues de esta fruta han surgido grandes recetas de nuestra gastronomía más tradicional.

PROPIEDADES

El albaricoque es una fruta de temporada, es decir, se puede consumir fresca, en el mismo momento en que se recolecta del árbol, entre los meses de mayo y agosto. Eso sí, es importante no consumirla cuando está verde, ya que en ese momento es una fruta muy indigesta. El mejor método para que los albaricoques duren más tiempo es conservarlos a temperatura ambiente. En caso de que los queramos guardar en el frigorífico, lo cual suele ser una opción durante las semanas más calurosas, debemos hacerlo utilizando un recipiente aireado. Aún así, con el paso del tiempo, nuestros albaricoques madurarán y, si aún no los hemos consumido, siempre tendremos un último recurso: una rica mermelada o una compota caseras.

Si comparamos con otras frutas su aporte energético, veremos que es bastante bajo (45 kcal / 100 g), pero, no obstante, contiene una gran cantidad de agua (87 %) y fibra (2,1 g / 100 g), con lo que mejoraremos la hidratación y el tránsito intestinal. Además, el albaricoque es rico en potasio, vitaminas A y C, provitamina A y beta-carotenos, causa de su color anaranjado. La vitamina A, concretamente, es esencial para nuestra salud, siendo especialmente beneficiosa para la vista, la piel, el pelo, los huesos y el sistema inmunitario. No nos olvidemos, además, de su acción antioxidante, por lo que se recomienda su consumo para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

GASTRONOMÍA

Un uso de los albaricoques muy ligado a nuestra gastronomía es la elaboración de orejones: albaricoques desecados o deshidratados. El proceso que se realiza es secarlos directamente al sol durante de 6 a 8 días, recomendablemente en climas secos, aunque también lo podemos hacer en el horno durante unas 12 horas a unos 45 ºC de temperatura. Pero, ojo, hay que tener cuidado porque el albaricoque seco, al eliminar la hidratación de la propia fruta, contiene una mayor concentración de azúcar (en este caso, fructosa) que el albaricoque fresco.

Son, como decíamos al inicio, muy numerosos los usos y maneras de consumir esta fruta veraniega que existen en nuestra gastronomía. Todos ellos diferentes, únicos y exquisitos. Y en Fruites Bon Any nos aseguramos de hacer una selección exigente y de que lleguen a tu hogar en perfectas condiciones.