Cuando se trata de nutrición infantil, la leche materna es la mejor opción para alimentar a los bebés hasta los 6 meses y a partir de los 6 meses de manera complementaria con otros alimentos hasta los 12 meses o más. Cuando la lactancia materna no es posible, se tiene que optar por leche de fórmula para el bebé, pero no todas son iguales. Es importante fijarse en que la leche de fórmula no lleve aceite de palma a no ser que ésta especifique que es beta-palmitato. Respecto al contenido de proteínas, es importante fijarse en que tenga mayor porcentaje de lactoalbúmina que de caseína. Aún así, hay que tener en cuenta que la leche de fórmula nunca podrá tener la parte de inmunoglobulinas que hay en la leche materna, cuyo objetivo es ayudar a fortalecer la inmunidad del bebé.
INCORPORANDO ALIMENTOS NUEVOS
A la hora de incorporar los alimentos nuevos a la nutrición infantil, no es necesario un orden cronológico; aunque es mejor darlos en el desayuno o comida para poder observar si hay reacciones. Precisamente por esa razón, es recomendable no dar en un mismo día dos alimentos nuevos. A partir de los 6 meses podemos añadir cereales, pan, pasta (primero sin gluten y luego con gluten antes de los 7 meses), frutas, arroz, hortalizas, huevo (primero la yema y luego la clara), carne, pescados y aceite de oliva. La leche de vaca se debe introducir en la alimentación del niño después del año.
Al introducir las hortalizas, debemos evitar dar espinacas y acelgas antes del año, por su alto contenido en nitratos. Los niños menores de 6 años no deberían consumir carne procedente de animales de caza, porque hay riesgo de daños neuronales por el plomo. Con el pescado hay que tener cuidado por su contenido en mercurio. En niños menores de 3 años hay que evitar el consumo de pez espada, cazón, tintorera y atún (en niños de 3 a 12 años, limitarlo a 50 g / semana y no consumir ninguno más de la misma categoría la misma semana). Los niños deben evitar el consumo de cabezas de gambas, langostinos y cigalas.
Se recomienda no dar miel a niños menores de 12 meses por riesgo de intoxicación alimentaria. A los lactantes y niños no se les debe dar azúcar, ni miel ni edulcorantes y lo mejor es cocinar sin sal o con muy poca cantidad. En las meriendas es importante que los alimentos y las preparaciones se adecuen a la edad del niño y se dé preferencia a la fruta fresca, yogures naturales, pan con aceite, tomate y queso y frutos secos junto con agua. En general, hay que evitar darles alimentos ricos en azúcares, ultraprocesados, snacks salados, zumos envasados y bebidas azucaradas.
CÓMO GESTIONAMOS LOS ALIMENTOS
Cuando ya son más mayores y podemos ampliar la nutrición infantil, hay que tener presente que la alimentación de los niños tiene que ser siempre saludable. Pero es importante aclarar que no es necesario hacer 5 ingestas al día, si el niño o niña no quiere. No debemos forzar al niño a comer, ni castigarlo ni premiarlo con la comida. Es importante que el adulto dé ejemplo a los niños con una buena alimentación.
Podemos ofrecer al niño la comida en forma de papillas u otra opción es el método de alimentación BLW (Baby Led Weaning). Cuando el bebé se puede sentar solito sin ayuda, se le ofrece trozos de comida que él coge directamente con sus manitas aprendiendo a gestionar su comida y el tamaño de los trozos. Este método se relaciona con una mayor autonomía del bebé, capacidad de gestión de sólidos y que coma alimentos saludables más fácilmente. Es muy importante que si se opta por el método BLW estemos muy atentos al riesgo que existe de atragantamiento. Es necesario cocinar muy bien los alimentos para que estén blanditos, que tengan un tamaño ni muy grande ni muy pequeño y con una temperatura adecuada.
Nutricionista.
Alejandra Pou Escarrer.